lunes, 28 de diciembre de 2009

WELCOME TO MY LIFE (1)

Música que sale de un acordeón.
Salgo de mi casa, el frío cubre la ciudad de miles de personas empaquetadas en abrigos, bufandas y guantes. En mi nariz, algo roja, se van formando mocos. El autobús tarda, ¿cuándo no lo hace?... Aishh, mire para donde mire: niebla, niebla densa. Niebla y las farolas como único medio que alumbra la ciudad. El sol está todavía escondido, parece como si hoy no quisiera salir.
Llega el autobús. No hay sitios vacios cómo es normal a estas horas, en esta dirección. No tardo mucho más de 10 minutos en llegar a la universidad. No hay muchos coches. “Gracias por cedernos el paso”.
Saludo al mundo, mi mundo: - ¡Hola guapas!, y enloquece la mañana: fotocopias, desayuno, cafés y a coger apuntes. Es mi vida. Pero me gusta. Por unos momentos mi mente evade muchísimas cosas. Muchísimas cosas llamadas Diciembre.
Poco a poco va saliendo los pocos rayos de sol que veremos en todo el día. Anhelo, todavía recuerdo cuando estallaba un sol estrellándose en miles de cuerpos en bikinis pendientes de coger el bronceado del verano. Verano… ¡vuelve!.
Espero de nuevo al autobús para volver a casa. Llego al ascensor y el tema del mes: “no para de llover, ¿eh?, ¡llevamos todo el mes con este horroroso tiempo!”. Por lo menos, hablo de algo que no sea esa interminable ojeada a los zapatos o al techo, que instintivamente todos hacemos al entrar en un ascensor con gente.
Voy a comer. Comer y tuenti, ¿alguien hace algo diferente?. Todo el mundo deseamos tener esas cosas verdes que salen y que durante un fugaz momento te hace creer importante y te sale un tonta y estúpida sonrisa en la cara. Luego te das cuenta de que es para cualquier gilipoyez el comentario, o, peor todavía, para pedirte algo.
Tengo de comer sopa y alitas de pollo, esto de estar mal, hace que se centre todo el mundo en mí y me hacen mi comida favorita. ¿Eso es bueno o malo? Suena la puerta.
-¿niñas?. Es mi madre, llega de trabajar.
Me canso de comer, tengo muy poca hambre. Me voy al tuenti.
. . . email y contraseña.
Dios, 48 fotos etiquetadas. Fotos en todas las posiciones, en todos los lados y con todo el brodway. “No volveré a beber tanto”. Típica promesa del domingo. Me avergüenzo de tantas fotos… “este sábado no salgo”.
Se abre una conversación de msn, es Irene. ¿Salimos un rato?. No tengo otro mejor plan. Apago el ordenador y me visto.
Primer problema del día, ¿qué me pongo? Siempre igual, tengo que salir a comprar ropa. Pensamiento súper consumista, pero es que me gusta consumir.
Me pinto como siempre. Me doy cuenta de que la rutina me puede.
Suena el timbre. Abro, es Irene.
-Tía, tía, tía, me acabo de dar cuenta de que siempre que digo me quedo en tu casa, al final no sale el plan. Pero este sábado será diferente, cuando salgamos, después, me quedo aquí, ¿vale?.
-¡Vale!. Respondo decidida, porque es lo primero que me sale. ¡Mierda! Dije que no iba a salir este sábado… es igual, por un día…
Toda la tarde junto a ella. Es una de las pocas personas que actualmente me importa. Aunque evito depender de gente, ya que me he dado cuenta de que todo el mundo falla. Pero Irene es Irene… igual que Manu, que Nerea, que Jose, que Iván, que Maiko… forman parte de mí.
Llegan las 9 y me vuelvo a quedar sola. Por la venta aun puedo ver como las gotas de lluvia resaltan delante del foco de luz de las farolas.
. . . No para de llover.
Es de noche. Me siento acojonada, la noche me da miedo, suspiro y recreo mi mente con recuerdos de algo ya pasado. ¡Cómo no!. No pasa ni un día que no estrujes mi corazón. Mi cerebro es una esponja que ha absorbido demasiada agua. Cada persona nueva que entra en mi vida retuerce un poquito esa esponja, haciendo que caiga un poquito de agua. Me libero.
Rayadas nocturnas, no paro. Cuesta abajo y sin frenos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario